O patrimonio é o legado que recibimos do pasado e que debemos coidar no presente para poder trasmitirllo ás futuras xeracións. Nesta sección ten cabida todo o relacionado co patrimonio de Sada. Etnografía, arquitectura popular e relixiosa, documentación histórica e todo o que nos poida axudar a coñecer un pouco mellor a nosa historia.
Este es el plano es de uno de los talleres proyectados, por el ingeniero Croix, para la fábrica de lienzos y manteles reales de Sada, en tiempos del Marqués de la Ensenada, Secretario de Estado entre los años 1.743 y 1.754.
Adrian Roó y Baltasar Kiel, naturales de los Paises Bajos, levantaron en Sada un complejo industrial textil de grandes proporciones.
Este complejo tenía una superficie de 40.000 metros cuadrados. En un censo del año 1757 se enumeran hasta 24 instalaciones del mismo (talleres, almacenes, viviendas, cuarteles, etc.).
Estaba integrado por tres diferentes factorías textiles, creadas en distintos momentos por los citados industriales flamencos radicados en La Coruña y Sada respectivamente: la primera fue la de jarcia y lona para los navíos de S.M. en 1.674 creada antes de la organización en España de la Junta de Comercio y Moneda por el Duque de Medinaceli; la segunda fue la de lienzos manteles en 1.684, organizada ya en el tiempo de la citada Junta y, en parte, con la ayuda de ella, para imitar en España los géneros de Flandes y Holanda; y la tercera, la de paños en 1.695 que aspiraba a competir en el mercado español, principalmente en el gallego, con los géneros similares de Inglaterra, sobre todo en la confección de granas y escarlatas.
En este proyecto de la fábrica de lienzos y manteles reales Adrian Roó, residente en La Coruña y Baltasar Kiel, residente en Sada, formaron compañía con Cornelio Bandericer, flamenco residente en La Coruña.
Esta fábrica fue montada en 1.684, después de que en España fuera creada la Junta de Comercio y Moneda por el Duque de Medinaceli. Esta Junta ayudó a la citada fábrica para poder imitar en España los géneros de Flandes y Holanda, con ciertas calidades y condiciones. Para ello era necesario traer de dichos Estados los materiales necesarios para el funcionamiento de la citada fábrica.
Roó y Kiel se comprometían a traer de los Países Bajos diez familias, o más si fuera necesario, con el único objeto de “introducir en el reino de Galicia la fábrica de lienzos y manteles reales, a imitación de los que se dicen de Flandes y Holanda”.
Estas familias de artífices experimentados en aquel tipo de industria, no podrían “ser detenidos ni embargados por cuentas, débitos u otras causas” en un plazo de dos años, se distribuirían así: siete familias expertas en labrar los lienzos de tipo comúnmente llamados “holandas”, de diferentes calidades; dos especializadas en las tareas de blanquear, aderezar, espadañar y componer dichos lienzos; una que entienda de la fabricación de manteles reales y un capellán que entienda la lengua flamenca para suministrar a dichas familias los oficios religiosos.
Un despacho regio ordenó al Gobernador General de los Países Bajos que en modo alguno se obstaculizara la contratación de fabricantes y su salida para Sada -en donde se fijaba la factoría por estimarse como “paraje muy suficiente y abundoso de agua, praderías, y al parecer, el mas a propósito de todo lo que se necesita para las dichas fábricas de lienzos”-; antes bien, se otorguen toda clase de facilidades a dichos operarios y sus familias para el viaje a España.
Dice Meijide Pardo “hagamos constar que el efectivo laboral, cualificado o no, era casi generalmente de estirpe extranjera. Inicialmente se sirvieron de técnicos y operarios semicualificados naturales de Flandes y Holanda, quienes manejaban hasta las operaciones más secundarias del proceso de fabricación. Incluso se advierte la presencia de hilanderas holandesas, pues fue muy corriente, por esta época la entrada en nuestro país de familias enteras de artífices foráneos”.
Para la producción de esta fábrica se utilizaba sobre todo lino, que se producía en Galicia.
La Corona consideró que esta fábrica era ventajosa para los intereses del erario y concedió a la firma Kiel, Roó y Cía todo tipo de facilidades: para adquirir los terrenos, en las franquicias para la importación de lino, subvenciones reales, etc. La factoría tendría la exclusiva de proveer a la Casa Real de toda clase de lienzos y mantelería fina. Nadie podría fabricar estos artículos en Galicia más que esta compañía.
En 1690 comenzó a funcionar pero los problemas para sacar adelante el proyecto fueron muy graves: Guerra de Sucesión al trono de España (1700-1713), competencia del mercado exterior y poco poder adquisitivo de la sociedad gallega. Después de 1713 la producción es cada vez menor.
En 1718 la factoría pasa a manos de Fernando Roó y Magdalena Kiel (hijos de los fundadores) que no serán capaces de sacarla adelante y finalmente en 1725 se traslada a La Coruña.